Adonde nadie ha llegado antes
Título del post y leyenda mítica de Star Trek.
Resúmen, tal vez, de todo este mes de abril de desaparición (otra vez) forzada.
En parte, culpo a la PC que decidió fallecer sin previo aviso (en realidad me avisó hasta el hartazgo pero no le dí bola).
En parte, culpo a mi vida cada vez alborotada que no me deja tiempo para distenderme escribiendo un post (tampoco para tensionarme escribiendo un post)
Pero, en realidad, la vida me pasó por encima. Me pasó por encima sorprendiéndome. Nada resulta como era previsto (por suerte), los logros que parecían a un año de distancia en el futuro y de ardua concreción, se encuentran a la vuelta de la esquina (no de la noroeste, Blanca).
Y el corazón sorprendido ve cómo los imposibles se vuelven posibles.
Por eso me siento parado en dónde nadie (o al menos yo) había llegado antes. El futuro es más cercano y se abren caminos donde no los había. Todos los días de abril encerraron sorpresas de crecimiento, concreciones, aperturas.
Ejemplos, una tía monja que vive en Perú que me ofrece la exacta cifra de dólares que estaba necesitando para resolver una cuestión económica más que apremiante. Aclaro que la monja no tiene dónde caerse muerta, pero "casualmente" disponía de esa exacta cifra apartada para un caso de necesidad de alguien.
Más ejemplos, pensamos en mudarnos; nos disponemos a una larga búsqueda porque la propiedad que necesitábamos tenía un montón de componentes irrenunciables para cobijar a mi familia y mi trabajo; ni hablar del precio. Resultado: el primer departamento que vemos (¡el primero!) reúne todas esas condiciones (y algunas más que no habíamos pensando) y se puede negociar por la exacta cifra de la que dispondríamos.
Siguen las cadenas de "casualidades", de lograr lo imposible, de que corazones endurecidos se comiencen a ablandar.
Por eso mi ausencia. Básicamente por perplejidad.
Por eso, ahora, mi presencia, para invitar a todo aquel que pase por aquí a postarle a llegar a donde nadie (o al menos uno mismo) ha llegado antes.
Hasta cuando me sea posible volver a robarle un momento al resto de mi vida.
Resúmen, tal vez, de todo este mes de abril de desaparición (otra vez) forzada.
En parte, culpo a la PC que decidió fallecer sin previo aviso (en realidad me avisó hasta el hartazgo pero no le dí bola).
En parte, culpo a mi vida cada vez alborotada que no me deja tiempo para distenderme escribiendo un post (tampoco para tensionarme escribiendo un post)
Pero, en realidad, la vida me pasó por encima. Me pasó por encima sorprendiéndome. Nada resulta como era previsto (por suerte), los logros que parecían a un año de distancia en el futuro y de ardua concreción, se encuentran a la vuelta de la esquina (no de la noroeste, Blanca).
Y el corazón sorprendido ve cómo los imposibles se vuelven posibles.
Por eso me siento parado en dónde nadie (o al menos yo) había llegado antes. El futuro es más cercano y se abren caminos donde no los había. Todos los días de abril encerraron sorpresas de crecimiento, concreciones, aperturas.
Ejemplos, una tía monja que vive en Perú que me ofrece la exacta cifra de dólares que estaba necesitando para resolver una cuestión económica más que apremiante. Aclaro que la monja no tiene dónde caerse muerta, pero "casualmente" disponía de esa exacta cifra apartada para un caso de necesidad de alguien.
Más ejemplos, pensamos en mudarnos; nos disponemos a una larga búsqueda porque la propiedad que necesitábamos tenía un montón de componentes irrenunciables para cobijar a mi familia y mi trabajo; ni hablar del precio. Resultado: el primer departamento que vemos (¡el primero!) reúne todas esas condiciones (y algunas más que no habíamos pensando) y se puede negociar por la exacta cifra de la que dispondríamos.
Siguen las cadenas de "casualidades", de lograr lo imposible, de que corazones endurecidos se comiencen a ablandar.
Por eso mi ausencia. Básicamente por perplejidad.
Por eso, ahora, mi presencia, para invitar a todo aquel que pase por aquí a postarle a llegar a donde nadie (o al menos uno mismo) ha llegado antes.
Hasta cuando me sea posible volver a robarle un momento al resto de mi vida.
1 comentario
Blanca -
Horacio, me alegro mucho por vos y por tu familia. Me alegro también porque volvemos a leerte. Y, finalmente, espero que el resto de tu vida se deje robar muchos momentos!
Un guiño desde la esquina noroeste.