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La Etica del Poder: Un año más lejos

Hacia fines del 03, lanzábamos en este blog una nueva sonda Voyager (2004: ¿Un año más cerca o más lejos?).
La pregunta planteada (¿estamos más cerca o más lejos de la utopía Trek?) la siento tan compleja que va la respuesta en dos post distintos (y largos).
Mi primer respuesta es NO.
No estamos más cerca de la utopía Trek. Mi principal argumento es ético.
Si hay algo que distingue el estilo Trek por sobre cualquier otra producción de CF (y de no CF) es el lugar medular que se le da a la justificación ética de los actos. Cada oficial de la federación es fuertemente formado en los principios y legislaciones de la propia organización social. Pero, además, se le induce a desarrollar una estricta conciencia moral, la cual le permite juzgar cada situación en particular a partir del encuadre que le ofrecen las directivas de la federación. Esta conciencia moral y personal lejos de aligerar el enorme peso de los principios legales, los vuelve mucho más severos aún. Cada acto con cierta trascendencia debe ser justificado moralmente y éticamente. Y prácticamente cualquier costo (la propia vida y, aún, la vida de la propia tripulación) es valedero con tal de defender los principios fundamentales (entre los cuales se destacan el respeto a la vida en general, el respeto a las culturas extrañas, la no interferencia con dichas culturas, la no discrimnación, etc.).
Lo interesante es que otras razas que conviven con la Federación en el universo Trek, también poseen estos códigos estrictos. Aún los primitivos, guerreros y colosalmente bestiales (y adorables) klingons tienen un código de honor que encauza todas sus acciones y por el cual están dispuestos a entregar la vida. Algo similar pasa por otras razas "duras" (Romulanos, Cardasianos). Los Ferengis rigen su vida por un código de comercio. Sus valores son casi opuestos a los de la Federación, pero se asemejan en la fidelidad con la que siguen estos valores. Hasta los temibles Borgs no hacen las cosas porque sí, o porque tuvieron ganas. Ellos incorporan (asimilan) a todo aquel que se les cruce. Imponen su fuerza y su poder y nada los detiene. Sin embargo en ellos no hay autoritarismo ni arbitrariedad. Para los borgs, la asimilación es la manera de crecer como raza, de aprender cosas nuevas, de desarrollarse. Se podría decir que su estado de guerra continua con cualquier forma de vida es una manifestación de un código primario (pero código al fin) que es el de la supervivencia de la propia raza.
¿Y qué nos pasa a nosotros, en esta actualidad y este espacio real?
Hace tiempo que veo imperar algo que podríamos llamar "la ética del poder". La resumiría como un único "principio" que diría algo así: "Esto lo hago, porque puedo hacerlo".
Desde este "principio" las cosas se justifican en sí mismas, se hacen porque se tiene la facultad de hacerlas. No hace muchos días un conocido me comentaba como en una transacción inmobiliaria se le habían exigido (y cobrado) algo así como 300 dólares de más amparados en la fría letra (y pequeña letra) de un contrato formal. Esta cifra estaba destinada a resarcir al comprador (victimario en este caso) ante un incumplimiento del vendedor (la víctima y conocido mío) ante una demora en la escrituración del inmueble. Dicha penalidad se basa en el supuesto de que el comprador se verá perjudicado por demorar su posesión del inmueble adquirido al demorarse la escritura. El problema, es que el comprador ya había tomado posesión del inmueble, por la buena voluntad del vendedor, quien se la entregó mucho antes de lo "legal" para beneficiar a la otra parte desinteresadamente.
Ante el reclamo de mi conocido, el comprador no tuvo reparos en admitir que el cobro de esa plata no correspondía, no era correcto. Pero tampoco tuvo reparos en admitir que lo hacía "porque podía".
Esto ya es duro, pero más fuerte me resultó saber que la actitud del comprador era de completa naturalidad; de hecho no se explicaba por qué se le hacía este planteo. No sentía verguenza alguna, ni tan sólo intentaba esconder la naturaleza real de su acto. Él lo sentía "éticamente" correcto. Es la ética del poder. Lo hago porque puedo. El acto se justifica en la misma factibilidad de hacerlo. Es Bush invadiendo Irak porque puede hacerlo. Es el que te roba en la esquina de tu casa porque puede hacerlo. Es el político corrupto porque puede hacerlo. Es el comerciante que sube injustificadamente los precios porque puede hacerlo. Es el que deja de pagar alguna obligación porque puede hacerlo. Cada uno estará rodeado de miles de pequeños y grandes ejemplos de la "Etica del Poder". Siento que ella no sólo nos aleja cada vez más de la utopía Trek, sino también de nuestra escencia gregaria y de nuestra más profunda médula de humanidad.
Nos dehumaniza sin animalizarnos (tampoco el animal hace las cosas porque puede, sino por imperativos muy fuertes y que lo trascienden llamados instintos).
Nos convierte en algo denigrado y denigrante.
Lamento si este post tiene un aire amargo. Pero esto me amarga.
Sin embargo, tampoco creo que sea toda la realidad.
De la otra parte hablaremos en otro momento.

1 comentario

Blanca -

Me recuerda a aquel dicho, hay gente que tiene escrúpulos, y los que piensan que es la moneda en Rusia. A mí también me amarga.

Por lo menos, queda gente que los tiene.

Espero leer de "la otra parte" cuando escribas sobre ella.