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Los Hijos

El capitán Picard es, creo, mi personaje favorito de Star Trek.
Ha salvado innumerables veces el universo y la Federación. Y no le resulta nada fácil. Cada una de sus opciones es severamente revisada por un estricto código de ética personal. Sin embargo Picard es, en algún punto, un simple ser humano que no le escapa a la experiencia de la frustración.
Y no de una frustración pequeña a la que todos tenemos derecho (y obligación), sino a una FRUSTRACIÓN, de las grandes, de las que duelen, de las que se asumen pero no se superan.
Picard nunca fue padre. En un capítulo parece encontrar a un hijo de una amante perdida de su juventud. No resultó ser su padre y Picard perdió el brillo que había conquistado por unos pocos días. Quizás su experiencia más cercana a la paternidad fue su vínculo con Wesley, un jóven alferez hijo de una amiga íntima. Pero no sabemos hasta qué punto pudo disfrutar este vínculo, dado que el padre de Wesley había muerto bajo las órdenes del mismo Picard.¿Hasta qué punto su mismo código de honor lo llevó a adoptarlo?.
También estaba su sobrino, al cual amaba hondamente. El muchacho falleció en un accidente.
Picard me hace recordar que las mayores hazañas que nuestra imaginación (o la de los creadores de Star Trek) jamás se compararán a la hazaña de engendrar vida, criar esa vida, transmitirle a lo largo de los años la escencia del vivir. Amarlos, esperarlos, aceptarlos, disfrutarlos, apoyarlos, abrirles caminos, respetar sus opciones, verlos alejarse. Eso es la verdadera hazaña.
Yo no habré salvado jamás a la galaxia, pero tengo 3 pequeñas hazañas que (más o menos) me creen un héroe, capaz de realizar cosas imposibles, con el don de aliviar dolores en forma instantánea, ahuyentador profesional de temores y angustias, seguridad inamovible y tantas otras cosas (que el tiempo y el crecimiento propio les harán desmentir oportunamente).
Puedo decir, entonces, que me siento más que satisfecho con mi lugar en el orden de las cosas de este cosmos.
Gracias, Picard, porque tu frustración me hizo más conciente de mi realización.
Gracias, Blanca, porque inspiraste este post (dedicado a vos tal como te prometí en algún momento)
Gracias, Santiago (14), Pedro (3) y Belén (8 meses), porque están ahí para darle sentido a mi estar aquí.

1 comentario

Blanca -

Siempre pensé que a Picard le faltaba una familia, aunque fuera lejana. Claro que, aunque me hayan casado a Superman, creo que el "Me voy a salvar el mundo" pierde romanticismo al recibir como respuesta un "No te olvides de buscar a Jorgito del colegio cuando termines."

Me recuerda, también, al comentario de una vulcana (en un libro) sobre la maternidad/paternidad... apenas lo recuerde (léase, busque la cita) lo comparto acá.

Es cierto: son pequeñas hazañas y yo, al menos, no sé cómo me las arreglo cada día. Porque lo hago, y es mucho más complicado de lo que imaginé! Sin embargo, no cambio este trabajo por ningún otro: es el mejor que me podría haber tocado.

Gracias por la dedicatoria :)